Una gran variedad de observaciones cotidianas permiten generalizar la afirmación de que los sólidos se expanden si aumenta su temperatura y se contraen si disminuye. En la mayoría de los casos, la dilatación térmica de los líquidos es mayor que la de los sólidos. El hecho de que el mercurio o el alcohol ascienda por el tubo capilar de un termómetro al incrementarse su temperatura lo prueba. Asimismo, los gases se expanden más que los líquidos ante el mismo cambio de la temperatura.
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